No es ninguna novedad que nuestro cerebro está estructurado de una forma muy compleja la cual con el tiempo hemos ido descubriendo y conociendo más -un poco al menos- y nos sorprende cada vez que damos cuenta de un procesamiento, de una idea, de un patrón, de una repetición, de un sueño en el que estamos inmersos y pocos logran despertar y darse cuenta. Es, una suma constante de funciones y al mismo tiempo de experiencias, la experiencia misma de vivir configurada por toda la información que recibimos, por todas las palabras, gestos, hábitos, costumbres, educación, prejuicios, estereotipos, emociones y por supuesto todas las mentiras que nos hemos creído.
Sí, todo esa configuración de patrones que tanto como nos permiten vivir de la forma que vivimos, también nos limitan, nos frenan a llegar a dónde sea que queremos llegar, ese encuadre social-cultural que hemos aceptado, en el que nos vemos envueltos y debemos a mi criterio como obligación, desafiar, retar al sistema, y a nuestros propios límites ir más allá del esquema que nos enseñaron, más allá del “siempre se ha hecho de esa forma” reinventarnos constantemente y sobrepasarnos a nosotros mismos una y otra vez, ser flexibles de pensamiento, improvisar sobre la marcha, superar la frustración y alcanzar el éxito que cada uno esta buscando, nunca el que nos dijeron que debíamos.
No se trata de ser mejor que los demás, se trata de ser mejor que uno mismo.
Carlos Carrera