Salud

El fin del mundo: una visión fatalista que va del blanco al negro, sin pasar por los grises.

Edición 01

Dagmar Polasek

El temor al fin de los tiempos nos ha acompañado desde que el mundo es mundo.  En los documentos históricos se hace referencia a momentos en la vida de los hombres que han sido interpretados como señales inminentes de que el fin está cerca. Son curiosamente populares en los relatos o reseñas escritas de las civilizaciones antiguas; aunque también las hay en las modernas.

El pasado día 21 de mayo era la fecha prefijada por Camping Harold para el fin del mundo, pero como todos saben y se habrán dado cuenta, la “profecía” no se cumplió. Me imagino que un grupo de personas estará muy decepcionada, otra aliviada y con la fe renovada.  A lo mejor para la gran mayoría, ese día pasó como cualquier otro.

Nuestros antepasados pasaron por períodos de mucho temor debido al desconocimiento de los fenómenos naturales, tales como un eclipse.  Existen reportes de personas que anunciaron el fin del mundo durante la época en que un eclipse iba a ocurrir y otros debido al temor a lo desconocido, se quitaron la propia vida en una noche en que la luna y el sol se unían en el cielo.

Seguimos escuchando este tipo de advertencias. Ahora las podemos ver en los canales de ciencia que hablan de estudios profundos y plantean diferentes posibles finales.  Creo que es parte de la condición humana temerle al fin, a la destrucción total. Lo que es peor, es que no solamente es el temor, es la apuesta a que va a ocurrir tal final.

Una vez escuché que existen grupos de personas que han desarrollado “bunkers” debajo de la tierra con todo lo que necesitan para sobrevivir en caso de que el cataclismo destruya todo lo que está sobre la superficie.  Se dice que han construido áreas funcionales con viveros, granjas, reservas de granos y animales para diseñar su propia “arca de Noé” por debajo.

En cualquier plaza del mundo,que se digne de ser un parque concurrido, podemos ver al individuo con su cartel en la espalda y al frente, que dice algo así como:  “El fin se acerca”… Nos fascina y nos aterra a la vez.

Las religiones también se han encargado de llenarnos de temor hacia el último día de la tierra.  Los motivos de estas Iglesias son para fortalecer la fe en sus creyentes… o eso quiero pensar.

Mi inquietud es la siguiente: si tenemos miedo de morir, no vamos a vivir.

Es importante que amemos la vida.  Pero si estamos “miedosos” de la muerte, ¿a qué hora nos dará tiempo de vivir y disfrutarla?  El miedo no nos permite vivir.  Yo creo que la verdad es otra, quien tiene miedo a la muerte… en realidad tiene miedo a la vida.

Tristemente no vivimos el hoy ni el presente, esperando morir.  En lugar de apreciar la vida, nos enfocamos en la muerte.  El final… no se sabe cuándo, cómo o si realmente vendrá.

Disfruta tu vida.  Lo que dure. Diséñala como quieras.