La ciudad es el sitio al que por alguna razón todos quieren llegar. Es un atractivo de esos que tal vez muchos no entienden. Para algunos de nosotros, quienes hemos vivido en esa zona urbana principal denominada Metrópoli, después de cierto tiempo hace falta… se extraña ese glamour o la idea cosmopolita y fascinante detrás de ella.
Esa combinación de sonidos, ruidos, colores y desteñidos que hay a nuestro alrededor, el tránsito vehicular de cualquier gran ciudad y su congestionamiento, las calles, las avenidas, el verde de los parques combinado con el gris del concreto o el marrón del ladrillo, los estacionamientos y parquímetros, la altura de los edificios, las luces de la noche y el siempre nuevo amanecer sobre cualquier ciudad.
La ciudad, más allá de esto, tiene sus brillos. Cada una posee su propia cultura y, dentro del conglomerado de ciudades, la hace singular, le da vida propia y permite a quienes vivimos en ellas, o a quienes llegan a ellas diariamente, extender las relaciones sociales, vivir y sumergirse en este micro mundo acelerado que va a prisa sin saber exactamente por qué.