Salud

Bullying – Acoso Escolar

Edición 01

Ana Lucía Novales Schlesinger

Luis tiene doce años de edad y hay un chico en su clase, Diego, quien continuamente lo molesta sin razón aparente.  Algunas veces Luis ni siquiera ve venir los ataques de Diego.  Otras veces, únicamente voy caminando por el pasillo del colegio, solitario, pensando en las cosas que tengo que hacer, y él aparece de la nada; empieza a empujarme, a decirme apodos a insultarme o a gritarme.  No sería tan malo si sólo me llamara “tonto, o enano, o….” pero el hace mucho más cosas.  Diego es como 5 centímetros más alto que yo y es mucho más pesado, para él es sumamente fácil empujarme o levantarme cuando lo desea.  Diego me mete zancadía, me patea, me pega por lo menos dos veces a la semana. Probablemente me debería de quejar con mis maestros, mi familia o mis compañeros de clase sobre lo que sucede con Diego, pero continuamente me amenaza con “romperme la cara” si yo digo algo.  Ante tal amenaza permanezco en silencio.  Quisiera hacer algo para que Diego me deje en paz, pero en realidad nunca haría nada porque me da miedo, me atormenta, me causa angustia, me siento triste e indefenso.  ¡¡Ya no quiero ir al colegio!!

Luis está siendo intimidado o está siendo víctima de acoso escolar o de “Bullying”.  El acoso escolar es un fenómeno social que afecta grupos que ya están establecidos; en donde la víctima o el intimidado tiene pocas posibilidades de evitarla o escapar.  La intimidación entre los niños y adolescentes ocurre en el colegio (principalmente), en las actividades extracurriculares o, incluso, a través del internet. Puede darse de forma verbal, ataques físicos o ataques a través de la Web.  Los estudios indican que cerca del 50% de los alumnos en los Estados Unidos son intimidados en algún momento durante sus años escolares; en Guatemala 43% de los adolescentes entre 13 y 15 años de edad reconocen haber sido intimidados (Novales, 2008).

Toda intimidación conlleva la intención de hacer daño, en donde existe un desbalance de poder (características físicas, intelectuales o psicológicas); usualmente es sistemática, organizada y repetitiva. El “Bullying” provoca que la víctima se sienta atemorizada, ansiosa, cause dolor tanto físico como psicológico. Los intimidadores pueden ser hombres o mujeres.  Los varones tienden a intimidar utilizando la fuerza física  o las amenazas; mientras que las mujeres utilizan principalmente la intimidación verbal a través de rumores, chismes o la exclusión social del grupo.  

Un estudiante puede estar siendo  victimizado cuando regresa del colegio  con moretes, con artículos o ropa de menos, tienen cortadas y golpes inexplicables; tiene pocos amigos (si es que los tiene), tiene miedo de ir al colegio, pérdida de interés en las tareas escolares, se queja de dolores de cabeza y estomacales; tiene problemas para dormir y constantemente tiene pesadillas; parece triste, deprimido, irritable, ansioso, callado, sensible, pasivo y con baja autoestima. Su rendimiento escolar baja, se retrae de actividades familiares y escolares. Está hambriento al salir del colegio y con frecuencia reporta haber perdido la lonchera o el dinero; pide dinero a los padres sin una buena razón aparente; con frecuencia se muestra asustado y enojado después de haber recibido ciertas llamadas telefónicas o correos electrónicos; utiliza lenguaje peyorativo y soez para referirse a sus compañeros.

¿Qué podemos hacer?  
Como padres es importante que mantenga una comunicación abierta con sus hijos, para que ellos le puedan contar lo que les sucede.  Si su hijo está atravesando por una situación como la de Luis, recuérdele que no tiene la culpa de ser agredido; no le tiene que hacer frente a esta situación solo sino que cuenta con el apoyo de usted, puede buscar apoyo en el colegio e inclusive la ayuda profesional de un psicólogo. Recuérdele que él no es el problema sino que el “bully” es quien tiene el problema y recuérdele que es importante tratar a los demás como le gustaría ser tratado.